Ouresé, poeor, la de simplemente creer en transeúntes, en el ya, casi, solamente la invitación para convivir con la impotencia y los límites que no enamoran a los locos envidiados, a la frustración de ser el imaginario, desapercibido por la etiqueta en forma de moleskine de lágrimas múltiples movimientos limpios, atardeceres, viernes para tropezar con tojpiursé y su lana lánguida, en un plano creativo, repetitivo, rápido, vespertino, cruzado en mantrás en la línea del laberinto de fallos del quisiera y no es asá, retratado con el estiércol de madera acalambrado por el volver potrón, tojpiúr a leguas de bautizar la mirada tratada de charlar y esbozar el surtidor de semen y nubes y tantas letras y ahoras en la tardanza del empírico de mil en la calidez burlada, suspirada en gracia acosadora extrañando el cuerpo por el humo de langosta bien abajo, para despertar con ella por primera vez en la estatura intacta de la sombra de cada esfínter, directora de la entrepierna a una distancia impor...