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Piano algo

Coraza del pero pasan libertarios y se maman dentro del algo, sin nombre ni escrúpulos o casi escupitajos de invitación para salir de cada veo ausente, de cada algo, de cada paja retroalimentada de pura muerte infinita suspirando el desenlace cerrado contra el nuevo inverosímil quizás en el perfume de abandonar la turbia irracional, el eterno rehén o el grito de ayuda que espera verdades y corduras que esperen para recibir el calor desnudo, observando este plano sincero, encontrado en plena noche medio ebrio de mascar rabia y tragar como los rumiantes desde otros planos cabizbajos hundiendo el polvo divagado a la profunda estancia de esencias y mosaicos de momentos que empujan a dejarlo con cabezas mutantes ignorando los silentes del velo distorsionado, miradas, tiempos, acumulación de lechecita hacia cavidades cereblarles que cominican acorraladas al ánsio que sigue el parto, el espasmo que nace de la inseguridad que limita el soneto, sospesando el inventario de delirios ensanchados al recubierto de miedo y reservas secas sin labia, abiertas, para penetrar temores y  entredijos en dolor y teclas de piano girándolo para empanar suspiros e ilusiones que son y no son a la vez conceptos posibles para un nuevo feeling de las cartas bifurcadas más reducción de fuel y ventas incondicionales de mala gestión en solistas alarmas de revelaciones y tolerancias al recordar gestos cocinados con atún y ensalada de bacalao y boletus y miel difícil de poner en el libro viejo de invitaciones a hojear las pastitas de libertad y besos fáciles.

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