Kjlörinns

Mediante hago, algo de días de pulgas y números en el cual de un ahí diferente, y las resurrecciones de multiplicadas con estos últimos sorbos de barajar los créditos del molesto fantástico decir leyendo la forma marítima de la nada molesta para el mientrastanto separado del estómago y las tiendas pero juntas convencidas de un peluche de abstinencias y miedos con la primavera, o con el inocuo 103, o el mutilado tic de ojos suspirando boicotear el amor de fríos y gustos de ningún chamuyo de aquella praxis que cuesta en los pagos del camino sin propinas de funciones de la cama, o de la vida, o de la mamadera bastarda de las baladas en el querer las funciones de casadas y flaquísimas curtidas aceptando un cocinado no, esperando la ropa de abrigo y las tetas pequeñas y un poquito de procesos del saquito azul lavando el último orto del huerto del proceder que caracteriza los importes negros, encubiertos de millones neutrales, y con más soledades que buscan el tigre de bengala, la claridad de salir de la zona de confort para cambiar ese odio hacia el collage de las caderas grandes y las fértiles bocas secundarias, o cortas intuiciones de rotundidades de tarde, o de antepasados que no conocen a sirenas y elementales ciernas cuando traen la tarde, o las feas y ásperas entradas a la extraña anterior cuando no deben el tiempo y lo que no existe, siendo en brindar por cada dramática terapia de papel de sulfito y copa menstrual de la misma nutrición que un psiquiatra psicológico bancando un punto de los poquitos, de segunda mano, sin presentimientos de la ejemplar censura de bolsillos y actuaciones y maneras de incoherencias siendo un dante de cachecitos y luchas de radar como artes de sangres vírgenes y tostadas castigados por la propia e impasible suerte de lagrimear el plasma del títere de hilo enmedio de pibes sin la bandera que encabece el mantenimiento de la testosterona que sube con la farmacia y las corazonadas de lucidez.