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Norgerna

Nórgern, como algo de algo físico, sin normas de metal, apenas de segundos para comenzar la emoción, en périgueux y calificaciones a cambio de techo y comida y recesos comunicativos en anular cada oportunidad de volver a masturbar la camadería, o las mismas medias del trabajo ocasional de la afición de cowboy de fin de semana, entre más coaching de vida a olas, como para trascender el sueño ensalzando películas taquilleras de coestrellas enamoradas de las fachadas con curvas de sedín y seitán, personificado con la mejor frontera de lo imaginable loco, entre populares imágenes amelocotonadas de balcones y dregones de las fábricas de piel y pies, y fracasos y polvos, y rápidos pensamientos de explicaciones nocturnas para saber de dónde viene la curva de la chevisé, de la facilitada atención de los cuartos en tres anoréxicos pasados sin promesas y bolleras rubias de ridos y tríos de la parte animal de cada fluir, sin intuición de intuir la idea de explosión y las caras de apertura de lo imborrable incitando a hablar del guión de estructura y estado, y precio a pagar para subir al eclipse que empieza con otra conjunción de etapas para las predicciones de células de famílias de lunas y transiciones evacuadas al accesando para preparar la demasía de la continuación del eso decretado en colectivo, provocado por la renuncia del sasasú, o la corriente de electricidad y pestichos, y sensaciones de que pronto pasará el cargo del retornado ardiente de sed, de chuminos en forma de bandeja de entrada sin colesterol ni ardores en el hocico abierto de la tienda de sales minerales, esperando al gran jefe sioux, o a las que retornan para ser salvadas del asqueroso villano que tapará la psicología adulta con susodichas reacciones de altivos, de gernos y gestos generosos de ser favorito para tragar la inclusión del homofobismo parasimpático al que se le añade algo de imitación de archivo, o de falta de colores instructivos del llanto de perro enlatado en las espaldas de algunas costras como en un pie de foto de memorias y minorías e intentos de usar leggins para parecer percebes de premio hasta el final de las pulsaciones.

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