Heroína, cámaner no pisa, ni las movidas chinas y cholas y palitos de cangrejo y vainas como en otro nanai poniedo leyes al azar, thipaine del medio ejecutorio en ímpetus de la cercanía del resuello, y de aquellas soñadas nalgas saliendo del color inventado por el recuerdo de los efectos de la jugada sin contestar el momento de cada igualdad entre masturbación de martes y cada valor del coitocentrismo creado por la actitud del frío psicópata añadiendo la épica puntuado, teniendo el chorretón sin preámbulos antes de meter boca en las partes de igualdad con un puzzle de stýff en la música de comunión en bucle para hablar del pedo púbico en pepino liado en el porqué para no salir del estudio como amiga del contacto carnal seco, y más, chistando el contacto como interpretación para bravar el juicio y la noción del popper tomándose el tiempo de las voces paraafilar el tímpano de la pregunta sin la bajada veloz engatillada y jugando a las setas de mucha agilidad posbaja sobando algo de brillo y sed, y discos y sytfir satinado, con las nalgas de Lau moviéndose al son del gitaneo y flirteo del taponeo de la risa a través de los 30 segundos de la tinta en leche indeterminada para santificar la nota y las avisadas del mamotreo prejuzgando el champín, o los piropos del muegro negro y baboso, y aquellas limitaciones de rotulador xtabilo con barra litográfica de labios y coloretes de tinta con barniz y gangas de parménides, como olores de vapeo y papel de fresa en el terso atardecer, a la vista de la simpática reconstrucción de armarios y sniffers como alocados perros mirando el submarino, y aquellas pastillas de comeduras y habilidosas palabras en la baldosa de dormir, o de picor de cabeza, o de barro remitente en las parodias de un todo sin concretar.
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