domingo, noviembre 19, 2006
De México a Japón pasando por el Maremagnum ella estaba allí. Me la encontré al entrar en una discoteca del piso de arriba con un grupo de Japonesitas esperando el turno para fotografiar alguna de las múltiples estatuas vivientes que había en la sala y antes que nada se me quedó mirando. Parecía Karen y al principio no hice mucho caso. No queria recordar el último instante en que la vi, ni los momentos en que me tocó despedirme de ella y volver al DF con mi tío segundo medio cabreado conmigo, o cabreado del todo, no se como estaba ni me importa pero todo esto fue inevitable en el momento en que Pablo se puso a bailar con el grupo. Ella seguia mirándome fijamente y en sus ojos veía la inocencia de Karen y el momento que me tocó despedirme, era como si estuviese con ella en otro lugar, en otro momento de nuestras vidas, como si nada hubiese pasado entre nosotros y me puse a hablar con la Japonesa. Se llamaba Keiko y tenía 28 años, pero era como si se tratase de Karen y me quisiera decir algo importante, como la última vez. Igual todo aquello era una premonición. Seguro que era Karen y me queria decir que queria volver conmigo, pero todo pasó muy rápido, como la aventura del aeropuerto y como la última vez que la ví y desapareció entre mis brazos.
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