Gotea, parece algo corrosivo en forma de boca hinchable, solamente eso, alternes y clubs de baby-dolls, tostas al aglio e olio, ya saldrá y empezará a hablar de cosas fiscales, de rebientos y acentos de oro, y las tiran los amargados de silicona, y luego gritan de placer y corren, y mojan los satines pegados en las pieles señoriales, sin ser de las criadas, con la misma mjölk que la de la noche de bodas pero más purificada y limpia, diferente, más placentera y agridulce, con sus semejantes corridas materiales antebrazo y mano, y senos que parecen de piel de cocodrilo cuando se ponen a punto para succionar, y se succionan como si fuesen de una corderita en celo, y todo sigue goteando, y no se vende por cien pesos, sólo por algo más, por diferentes mamadas corrosivas, giratorias, que temen algún virus y no ven más muñecas que ella, pero no la pueden vestir, ni jugar como una barbie-doll de Mattel.