
Louis vuitton, tous pijos, rusos, con botas altas al tacón de la concha sobongo, si quieres lo apunto y le invitas a boludeces proschiutas y absurdas, curvadas, cada vez más de ciencia ficción, con los cánticos que se quieren acercar al espíritu y aparecer en su público agradecido mirando la salsicha Carabella junto a su persona, básicamente una delícia hecha a pedacitos de tan próxima y remota vez que tenía pensamientos oscuros, raíces inquietantes, ávidas del modo opaco de inmediato para no forzar y enfrentarse a las niñas como artistas de cine y magia diabética que comporta nuestro encuentro del yo con el supremo inmediato que vuelve después de más de dos años y recita grandezas y profecías con Perales de casi ocho años que no repetían paradés y encuentros con Franz y con los biscottes de fibra que rozan la censura sin adjetivos ni pasiones perfectas, ni tipos de hoy enganchados siempre a lo mismo.
Comentarios