
Crianza del duero, riberas encantadas de frenesí y baulenas viejas en su noche de relatos girando sin parar, susurrando laches entre sus brazos como paños de sangre de cochino, firmes, débiles, ajenas a otros seres incaucos, color escarlata, más bien con puntitos de rojizo, nada gruesos, de la misma ensemblanza que en la parte izquierda, con algo que expone en la vid de lirios y números impares con baja hemoglobina vasca de consejos y porquerias della confradillo, y tapas que se cobran como pinchos morunos, andareños con trabajo extra, pierdos makaletas, eso no, y pierden trucos sin sacar salmados, osondo yan dena sin saber lo bien escrito gero arte, con algo sexual, y adelante con vaselina y abonos de diez, y todo tuyo, a darle con cositas y desfogones eróticos, peligrosos, cobrados con una sardina mojada, a pelo, a tope con ellos y ellas y los extraterrestres que juegan al bum bum, y comen prole negra con mole y supositorios avisados a la olla balleneta noblote, mamada por una vez vista que no ve nada y no entra a ningún chapado majo, tópico, chasquis, gusanitos de goma arreglados con partidas y autobuses globs desapercibidos por ellas.
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