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Hálaugda

Resabidas salientes de la rección en el fin, en cada contratiempo que abarcará los días siguiendo guiones de actividad en poses circenses y el cambio hacia el león, hacia el infinito, hacia la aplastante saliendo de información que controla medio trago de viernes hacia otro soneto marrón y barbilampiño de poca y mansalva fortuna o vulgar estrechamanos de madera de rompe edad en el tiempo de los excesivos adictos al trago viento y excesivos orgasmos de ilusión de igual en el cesar sin apariencias de nombres y muñecas de nune, de otra exploración coqueta que previene ya una más anónima con nubes y hurtos y de todas noches diarias por el habitado resbaladizo asomando el áspero vivir de ellas, de las caricaturescas sensaciones de vértigo y agua y contraseñas de tierras y lejanías de magia, de estellos de desprendida distancia para un quizás, o para otro agudo alomejor sin la claridad de recordar la distinguida morgue, el oleaje de ruedas y ríos que cuelgan sobre la dejadez que cae mientras se cruza a conocer los silencios de la conquista, del desliz borracho al borde de cada afán en busca de la persecución del nombre que conoce el verde, los pasillos de olor a noche, a mente perturbada sin vida afuera, cruzando dulces contactos para llegar al clímax esperado, a las poesías de florecer como el presagio, como las predicciones y retóricas del cántico para despertar a los forasteros desconocidos que descodifican los miedos idiotas que no amarran el virus del tiempo y las bellotas llenas de cuerdas como aún dados tristes y amor vestido de frígida imaginación obsoleta y profundidad conquistada cuando viaja a segundas, al nórdico de déxel, interminable píxel casi sin espaciado para otro interlocutor que se adueña de la volada en volantes de prozac y cascarrillas atrevidas al baile de oído o en el deseo de proseguir en la dejadez de ojos que queman la búsqueda de alrededor del embriagado de amandas y canciones y encisos de incitar las manos enamoradas de la geografía inducida a la intuición de no querer otro síntoma en la memoria de estar entre movidas y futuros doblados, o conos para zaguear solo números con virtudes cerca de la regla de escaso peso y talla y placidez que ahuyentará el desastre.  

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