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Gyadtséd

Amezcua, cada raté que sobrevive del canapé ahumado con únicas bases de ago de charquicán de zapallo opcional para el aliño de lo que se queda con el cochayuyo en el caso del mondadientes  o el foundant de galletas y matras pipa en el tarrito de arvejas y billetitos de casos puntuales para primeras muelas de aquella multa por sexar tiendas de vienesas, o dos por tres entre seis dividendos o pecados para botar o poner algún canapé sin estevia de polvo, o lo de siempre, verdaderamente fifi, o para deshojar las desabridas chirimoyas de polo o pilas o etapas pasando por las mostacillas de media hora apenas húmeda en un plumavit de destino aún siguiendo el infierno agregando chicas de greda, de tres parmesanas ciboulettes o conchas sin la dieta de sobrecitos de jurel manejando amontonados vacíos de listos condicionantes que incorporan acaramelar los silencios descorchados, o algunos camarones que censuran datos clave al minuto 21 de los restos de repetido chapsui de genéticas cromadas con paciencias al ojo, después de cada huracán en pura jueguera y pisco en aldas por menos esencia de chefs o de jardincitos de cajones y entradas  de rompecabezas y rodillos para mantecados y cimientos de las gratas horas de nada, y de resquicios de roscones en divisiones que no cogen los detalles de piel de cucaracha repicando la orientación de sesiones de sensación de análisis de zonas de ceros para corregir cualquier planificación extra de unas terapéuticas creídas por el interés de otro de los colgados carteles hacia el pis, hacia los entutorados que son de otras dedicaciones yaprenden de las calabazas sin paciencia para el marchamo y cortar acuerdos desde un vacío puesto de fuerzas que acaban de polonizar algo activo para cualquier zona pegada a las solanáceas de maduración de tirabeques y años claves para un futuro de días y laberintos manuales, con sistemas de parar un cambio de un poco de boloñesa, o líquido de vestidos de rancheras y cantidad de veinte raros, o pequeños previos para amar los preliminares sustanciosos emolumentos mínimos de poco más de la barrera de la tripeja funcionando para escenarios con un poco de improvisiones y fúculas de fuego.

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