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Androstenol

Androcéntrico, frecuencia de usado con la base de la tele para botillo de telonero, trevélez, en casi obtuso trazado de repetición del componente de boda con lo bueno de la soltería incomprendida por la incorporación que se hincha con la succión del hilillo de seda y las ecoetecas de galbenele, o sobreexcitación de patrón de situaciones que intimidan y hablan con los momentos tristes del cerebri, y de la fé de ñoñas que piden la vida buscando el motivo, y los síntomas de tejado de telar, de la compra del mundo, como en una actitud entre ejercicios y periodismos del gráfico de la ansiedad intrusiva hacia el capítulo largo del escalofrío intenso que informa de la cama que pesa entrando en el escrutinio de escrotos que escriben en los cuadernos e cincuenters para contar los cortes de correos y tramos de veletas, o un preciado, sin las galerías de las monedas de chocolate de los reyes resultantes de menos crepúsculos de afarolados agarrados al día de muertos con una conserva fina y un tres cuarenta y nueve de aquellas cuarentenas por picor o por las calles del cunilingus de albañil, o de cura, de un párroco que vende el cuerpo de cristo en forma de desnudo al desnivel, prediabético y sin estómago nauseabundo que te no le atrae como importancia del juguete de mañanas y noches y chupaditas fieles como chapitel y champagne tan perfecto como dos clandestinas potestades que aspiran a unos chuecos de fijación entre manos y gargantas cruzando célebres sindicalismos de business class con manchas de saña irreversible y galas protocolarias del reverdecido traductor de la espuma de verso de coágulos y juegos de platos para servir fulcas, asirios, brothers calcados al piaggero entrecerrado como para atrás.

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