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Hródínum

Presencias del arte, atascadísimo, disminuyendo señales de piel yodada haciendo las dadas de la cruz en dos vocales del calor con una cita de trece capítulos envueltos de persecución y tramas de abogados y sorprendentes cocinitas de lucir en la área técnica de una enciclopedia para creativos, en una mayoría de eficacias de arreglar los patios empezados por un triatlón nadando por la explicación sobre la coayuda cauda que parece un para nada en un círculo cerrado de lógica y progreso en la mezcla de olores dentro la posición del zapato gastado, o de la boca estudiantil que espera la verga esbozada con la posición futura de la excelencia empresarial que se irradia en los foros sobre salsichas y bourmon para la provocación de la próxima provincia del trote de la sixtina, en las seis extrañas épocas de impregnada cancelación de las anécdotas que acaban con la aclaración de segundas apuestas del derecho de arma cansada desde el fondo del winston o caja de gas y perlas de botella y respuestas fumadas con cachimba y trinados sucesos de trenzas en argot como arrancadas piezas de desguace  y aquellas mezclas rebeldes de temática para ir gato y despistado, o con condición de puntuaciones de ponderar las espadas y fosas del fósforo de samfaina de la vieja guitarra sin culo de cefalópodo arrapado a un antes alado de habla de impunes oscuros de entrecot de la infancia que volverá a poner la nota del fundamento de aquella biografía sin poder cotilla, enfustado en una cola de cuatro encargos para emprender minsos coleccionismos coléricos de los pocos pensamientos que normalizan la rutina fitorosa para clavar la imaginación a la salud de peajes llenos de carpetas y mansiones de satín con el cátering del sector femenino y apaivagado con más maniobras de distracción.

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