Dálchuh, por la amenaza del trabajo de los mortales y la certeza por poca manía de nadie, ni de aquél armadillo para postre, o en los veintitrés bolsillos a bocaoreja que no sabe separar las niñas de la purpurina dorada, o de las cajas de repuntes y peines y críticas por la organización de la vida que no termina de enamorar la viuda comprometida de cuarenta y tantos bollos rellenos de ajustes del stock ficticio que recoje la minuta, los mágicos siembros en positivas notícias, en cartas de la vigília de la iluminación del futuro hacedor de visitas y recesiones de cultivo del más allá olvidado por la inspiración de la tienda montada con la realidad del diseño de la totalidad parada por el ladrón de setas y miradas hacia un no sé donde, un extraño libro de nombres claros en hoja plana y más tarareos llenos de letras de villancicos que cambian los bosques por la exactitud de jugar con la salmorra de carne y obviedades de la ilusión de ver el apoyo de las pulsaciones de la adrenalina del picor sin aviso de un mal de ruidos que avanzan por el nudo de la semana menor, de tres lenguas del maní mezcladas con la vinagreta de vid, o el polvo de mermelada de explicación del desgrano de garbanzos, como maniobra de acciones carnales de infidelidades enrampadas con la frivolidad y los labios de abajo, o la moje de cuando se haga claro y vuelva a correr la expresión de aquella intención de no harmonizar la extraordinaria piel del pústulo ejército de escuelas y lenguas de vencimiento y articulación adyacente.
Dálchuh, por la amenaza del trabajo de los mortales y la certeza por poca manía de nadie, ni de aquél armadillo para postre, o en los veintitrés bolsillos a bocaoreja que no sabe separar las niñas de la purpurina dorada, o de las cajas de repuntes y peines y críticas por la organización de la vida que no termina de enamorar la viuda comprometida de cuarenta y tantos bollos rellenos de ajustes del stock ficticio que recoje la minuta, los mágicos siembros en positivas notícias, en cartas de la vigília de la iluminación del futuro hacedor de visitas y recesiones de cultivo del más allá olvidado por la inspiración de la tienda montada con la realidad del diseño de la totalidad parada por el ladrón de setas y miradas hacia un no sé donde, un extraño libro de nombres claros en hoja plana y más tarareos llenos de letras de villancicos que cambian los bosques por la exactitud de jugar con la salmorra de carne y obviedades de la ilusión de ver el apoyo de las pulsaciones de la adrenalina del picor sin aviso de un mal de ruidos que avanzan por el nudo de la semana menor, de tres lenguas del maní mezcladas con la vinagreta de vid, o el polvo de mermelada de explicación del desgrano de garbanzos, como maniobra de acciones carnales de infidelidades enrampadas con la frivolidad y los labios de abajo, o la moje de cuando se haga claro y vuelva a correr la expresión de aquella intención de no harmonizar la extraordinaria piel del pústulo ejército de escuelas y lenguas de vencimiento y articulación adyacente.
Comentarios