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Camarón caramelo

No me habla, no me llama, no responde, ya no me mira el gerente deportivo Enriquetto y no me alcanza mas la bolsa de camarón caramelo de la ferocidad y los códigos que tienen exquisito chimichurry de El Gaucho y volvemos al mate, es el momento que sale un vaporcito de florestone y swing con mermelada de rosas de sanatorio y Rampla y Cerro y permanentemente analizando los rivales; usted sabe Presidente a usted le pasa lo mismo como usted sabe, dada las circunstancias que se viven ahora lee ahora se rasca el cálcudo de mandarinas detrás del tiempo, ahora recién ahora lo que importa es que salga con algo de vida, no sé doscientos tres pájaros una vereda esperando algo eléctrico una columna apretando la calle Constituyente, una mosca escondida en el ropero, extiendo la mano y se queda en su espalda que se ha esfumado en la chispa de las infinitas repeticiones del baño que se merece un poquito de amable reserva y elementos oficiales del Yatch y de otro living room de la entraña de Ronald y todas esas cosas que te permitan disfrutar aunque no le guste ni Lautrémont con todos los huevos y que siente el basquetball como el trucha Ferreira y sabiéndo que están suspendidas nuestras risas ahora a la orden apilando el tiempo para tenerlo en cuenta mañana con la tranquilidad que abre los ojos doloridos debajo de toda esta otra sorpresa en el pabellón de leche de la Expoprado.

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