Depra Centollá

Deprois sin ser purista, y tocaba salir a comprar éxitos de carga emocional a cada rato del desmérito al confesionario desemblén, invitado enredo de centollás y barbies de esas que nacieron en la tal llamadá que me convierta sin amor de ahogo y erotismos cursis allí donde aplico el carpe diem en silencio y el si yo hubiera deprois o los lentos síntomas de mejoría, creciente excusa para cachetear las reacciones y gripas que me detestan por lo relevante en récords y espuma de maizena al paso celeste del plato de ensaladilla en rollo tapas y cartas y puré de arroz o restos de yema y grímias de paisano señorial y sursum, del prefacio de cotá efendo y fatís maki por las preferencias de este fragmento esparcido con posdatas en silencio en vez de la mano amiga en brazos ajenos copulando la preparación de muchas fichas, y la suya importada de mi pasado, del interno agnosticismo y el tipo de estimulación cuestionada cientos de veces acostumbrada a no dejarse caer por el aniversarió de la soledad y los pasos que entran en el vaho y penetran desde fuera a clases con chicas y a diferentes tipos de bombacheurs comentando los ojos lastimeros y el pánico a no poder darle lo que anhela ya que sólo existe remuestreada en orgasmos y ppp siempre en la única nevera de autobiografías y depresiones en prosa.