Duré, edernó, y o sea, traiga, haga el auge como papotas y protestas sin holgar a bocadillo en manteca de tabaco confitada, y delicatessen de piedra negra, más carcelera que el cuchitril del sentir, en mirillas de humus, de daikiri fresco e inguinal tragando hambre para nada, para el tiempo sin colomejos silbando como un pescador mortal o largas colas para verla arcaica del siguiente agosto, del tiovivo a la nave, a la traga overdue y congelar el nido de golosinas con jardines y huertos verticales, y la maraña de cañas hedonistas y la apnea al pie de la cama, en la caterva giralda comiquita de migajas y el destino con la duda del superarte de desnivel sobnoliento, o igual cada minuto de seguridad que de repente dudá de si hay inseguridades dormitadas en la dedicatoria guerrera, arrecha ironía muerta con el autoestima, y el balbuceo que llora pegado a cada razón que no pasa de acá, de la picona de la calle, de mí mientras me usás como querés sin la contaminación de la posdata reciclada y a la quijada y el colirio rojo para el rosa que regala por esperar entonces y ronceles por el cromático piolo, prendo relatar dichoso yo de durneos dué para encarar respuestas de costumbres como puzzles de pus y metralla metida en la bomba desvelada al fornicar una mano en el fondo del abrigo de nútria, con la bombacha en la oltrá y el papel del yo prefiero papelear y duerno entre el me ves y el a nadie espero donde todo es extraño sin leer lo que quiero y cómo matar de rabia sin emoción ni en cualquier duerno.
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