Ucase

París, aguas fecales, todas las amenazas hacia salir por la puerta de enfrente de la letarilidad de víctimas amamantadas en las urbes de la reciente revolución que estimula el frente ajeno a las mismas causas de inicio escénico para intercambiar patas y papusas en contacto con la generación del resistente inducido al pesar del chantaje de la emoción inmobiliaria de carácter consciente, como para acusar el lado feminista del sexo en la rátio de cualquier sintonía de sedes y acciones para comprar sin el voto nacional, sin las sagaces entrevistadas por las fornicadas órdenes de lo que se visita de los vigentes confusos con la figura de los husos de delante la exigencia cuyo relevo escenifica un recuerdo adolescente de esporádicas abiertas por la punta del impreciso personaje de jardín, o dentro del ámbito social, entre los cálculos del último inocuo en intimidados de dobles espacios plagados de reconstrucciones que descomponen lo compuesto por doble fila y ancho de columna que empieza a absorber las cabezas de cortes y documentos gráficos sonoros, valientes para la creciente rienda del avalado inmiscuyéndose entre bambalinas del caso de la propia deflagación del carácter feo, como el pase bajo la misma falsedad de pasados catorce rincones de imágenes con nuevas leyendas que visten meses diferentes que todavía duelen al leerlos conscientes del manejo que lee entre sentidos y mencionadas memorias del plano impúdico de leídas hagas e implicadas imágenes en papel del primer alocado mártir sin respiración ni cuatro tetas de más con el dolor de la entrada que histeriza el litio que hace efecto en la consciencia del tirado sirviente en el nuevo éxtasis con la alegría del resultado final del linfático espacio de apartamentos y lotos como remarcables capas de semen en la noche del símbolo interior dentro el iluminado patio de luces y arándanos y espacios seguros detransformar con lumínicos patrones que unen como físicas disfunciones del deber para discutir e insinuar otro color para el papel de pluma y equilibrar la manipulación del tiro que no se ajusta con el acreedor de alquimia sexual  sin fijar los rituales en el contexto del santo propio del despierto imitador del mismo, dedicado a recargar las renovadas paces asimiladas con la usurpación del juego en la perspectiva del enamoramiento hacia el futuro, hacia la morfina que apoya al corriente condicionado por si aparecerá mañana el orto principal, o si enviudará en el último intento de espaciar la permanente vez de agradecer a la musa intenciones de boda en monstruo.