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Oligarquía del florón

Depresión del lado, oligarquía sabelotodo, o de menos de seis, de quince emisoras de cabeza, de gritos locos y gin tonics con furufú y menta y arándanos y flores comestibles y los químicos que vuelven a hablar con la crisis interna, del clásico tabasco o la sangre verde, o la mostaza sin porotos tomando la distancia garantizada de los pitos, de las novias fujitivas como florón, como cuadras arrinconadas para volver al disimulario que chorrea para responder las más ruidosas notas de fangos, rúbrucas que brean en las sensaciones que sistematizan aquellas bandas blandas de bazas y celos para almorzar con la nada que suplica preferir la competición, y el entonces dejado atrás como parche emocional y partes y empecinadas de sexo y bailes por mensajitos de dormir, o reconstruir con las coquetas conquistas del placebo, del fantástico castigo que corta las tristezas asociadas con el pensar en hielo, en alguien que no se recomienda como alguna vida olvidada que ya conoce la mecánica del futuro robot en forma de orto y ni un solo hola más, ni un agujero para eructar, para sacar el carmín rojo del labial diente blanco y contraste y vúlbula y biblioteca de esencias y más marcapasos para darse la mano, en las dos obdulias del paradero penal, o las terrazas caracterizadas para pistina, o las arribas de smoda y bicicletas y algún fanzine de crispis ñoño o jugosa definición de la extinción del superhéroe en forma de lobo bueno sin apenas novedades de las serigrafiadas series de fotomatón de botijo sin aire, sin el escudo del acrílico ukelele de dibujos de abejas y discos y cactus en el otro vinilo de oro, de menos jujú que el extraño libris ilustrados como visualización de menos conceptos que los nuevos corazones en maratón de cuentos para las historias del cartel en balbino puzzle como novedad para los tres cuartos sobre la família de atención al cliente que auxilia el eixo y penetraciones y comidas rápidas sin el sushi como una tarde recién salida de la fábrica de quesos y futones en el gran noventa y nueve por ciento de las almas de ezequiel que trepan por el flush flush masturbador sin piruetas rebozadas de lo desaprendido.

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