
Bijoux anén, bauru yuca, el clan aulel, aurelio doopelanger, señas, señas, algo de censura rápida, me pasa de la hojarasca halo de la soledad, me esquiva la mula roja entre maternal y molduras y algo jounour de hojaldre y pipitas de periódico ahogadas de aromas y bienestar scemo naturalmente como perfecto desconocido, como de regaliz calziglione, empinado, lechoso, ansioso, en una piel de lince ceremonial lastimado y epílogos de apertura, tardanzas precisas, ensayos, alzados, discos amarillos, camaradas, la folla a favor del lugar de origen, prójimos de cobre, araújos, bauru de mayo fazendo tocamientos y fútbol de debate directamente a por el nótre, no sé, no sé hablar de nada más; de presidentes, de tercetos, de universitarias calientes fazendo el salario tristón y bauru, poco a poco puñetas hirsutas y otras simpatías cruzadas seg i dap si se llama gráñdola o son sueños profundos que se detienen en aquel instante de hace algunos años y que no volverá a viajar con ruido de cobre y targetas de crédito sin saldo, sin los mil pesos de mexicana, sin la propia bandera de los diez minutos, diez gamarras, diez diazepanes, diez reiteraciones y caldo líbero del macrocosmos tímido, del que sale y entra para contarte que es lo que te espera, para guiarte en los instantes que el cuerpo no lo permite y se lesiona con el portero clandestino, y se desajusta con lo astral y empieza algo cíclico; se dice que necesario, sin garantía, previamente natal, quince números, comilonas, y no pocas cachupas y cargos por ejemplo, de acuerdos fatigados intentando mientras ella, de plástico, no quiere la entrada de angustias del capitán enfermo.
Comentarios