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Semen y terciopelo

Húmeros de piedra tañendo la valle, la agua del terciopelo, o los bancos, o vidas de bolsillo para representarnos fuera de toda duda real, o porcentaje patético de dudas y elecciones del tipo real, comparta un arquitecto como andamio y masija electricista vista para envidiar otros paquetes míseros de tiras cómicas y esas élites infumables con seguro equitativo en el interior del combustible en semen del satín habitual, sin hilos ni esos monigotes gordos de 120 toneladas de las novelas afrodisíacas diciendo su estúpido pensar o en lo general el programa típico como agobiado y repetitivo caótico, ya retransmitido en el alcance del momento colgado en millones de series y también algo cierto, del recuerdo caótico de fácil acceso enjuto, malviviendo la saga un poco más light para ser superada en el siguiente tomo de posesión que dejá oída noticia y ya no digamos el sushi de la canción a las pequeñas jetas prohibidas a la vista del sudor en tonterías que no compran en dinero para el semejante de énder y renovaciones llevando hasta la mochila por delante del ex piano man a mitad del libro funky en nébulas de tinto y semen menos el conjunto de diez perversos aptos y más ociosos que el vicio de los entretenimientos y demases verdes que esto mío se curará inculcándome respuestas y similitudes con guerras de esas pocas para aprender sobre la que iba de semen y cysticlean para el orín dorado del piove en la cabestra de la laguna y marcar la casilla y para primero para la democracia maestra expulsada del sacapuntas y el terciopelo adosado al terciopelo del menor cuyo roto, palmiras y sueños y palmeras un poco sueltas del condado de la psicos.

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