Tutta la carlanca

Fiadore vívidus para después del miedo al medio de la carranca azzurre hasta el campito y la hipnótica atroz se desintegra digna en romper árduo los péndulos discursos del mismo dictaminable diván flaco en el cine de cada tarde tierno, perdido por el tántrico necesitado de otro dote y dioses y diógenes pasivos con lamento de novio saladito y crímenes en cursvia entendiendo bien el antes etérico en tarjetitas y tuttas al crear la plena, o un millar aerostático, barritas de ofrendas colosas y dos celulares aledir horas y promíscuas de récord o hosting de habilidades y ojos y audiolibros mártires del disco en caso de tener el aún no se contestan las respuestas del juego en partes y faldas en el acabado de la revista sólo combos y gastados del linde apasionado y harto de conducentes al desánimo por revolucionar cada intención del contacto a utilizar, y el sin dando a la óptica siguiente, ensayista, la que no halla la alfalfa en contacto con la cerca verde, encumbrada, breve alzamarra del amor entre hombres y caracoles de ente y líneas y vulvas esperando el fraternal abrazo desde el yá de la comprensión entre el mecedor y el otro gusto ágrio que no acepta compartir crepúsculos y nardos de ideas y datos para enloquecer al quito por la protagonista que va de sexo y divagaciones churrinches y encías pastadas a cualquier manera que lee la necesidad de colgar amantes y bálsamos en olivares y otras colectivas en deuda para saciar las oscuridades por tener en cuenta el gusto personal y la trampa de antemano de dos ruedas con arándanos y miel y lejanas papusas para soñar y fornicar el bollito sobre gala y el proyecto de luz y cada contraseña para acceder al sistema operativo de arena tradicional e historias sin fecha y fuentes al rango del igual, suyos registros de no servirle soluciones desesperadas para succionar la ansiedad que hace de vívora vividora que desvela el acné que respira en el bolso.

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