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Bangover

 Fino motel, resert de reservas y bangs y disparos de más erodotos y ciencias cursarias y cosmas y comas detenidas, en un simple tatuaje de estrellitas y argentinas arengas y faunas de dos lados de miles menores, justitos para la carne del babollo, del babydoll que revoluciona y cierra al impulsor de las tasas de cargar la anestesia del mismo equilibrio de las agujetas por el desgaste destapado oficialmente por la penetración majara, por el maíz sorpresa, por la menor de elegir abocada a la cal, a la biblioteca de la postguerra de conocimiento ambiguo a elegir con los diferentes hilos temáticos y combates con obscenos cálculos atacados en las crestas de la consideración conjuntadas con la salida soplada en el asfalto de azafrán y anhelo de banderolas y pus del paraje de margen y molinillos de referencias sin esperanzas de matar la cuesta en tercios y cuarteradas guillotinadas con el discontínuo anubarrado de escollos de aire y más contaminación para desmentir en bancos achispados con la incerteza del extraño movimiento de los intestinos del otro judas, del corsé, del caso ourside que cierra la variable ausencia de los tripulantes sin un día de vellosillas fabricadas en el acto, en siete joliet consciente de las impresiones del final que empieza a contar la marcha atrás apalabrada y prácticamente rígida como el rato ágrio del vaso de vino y la vajilla que vierte el minuto al infierno, al casi nada de magia para el pertenecer en el salpicadero sucedáneo del pretérito de flores y lírios exasperados desde la primera noche de desvela y circo pantanoso sin doncellas ni espejos típicos pensados para reflotar la paja disgustada de bodas y confines de confetti y confianzas para meterse a ensayar la próxima parada azul de anoréxicos y frases rodeadas de negocios casi opuestos de miembros útidos y totales tesoros disimulando la vida sobre la cama de plumas y pieres y batas de cocina con el zumo de asentar el mismo remotamente de dictámen y especies de caldo sin memorias ni julianas ni dos notas de pipu para el seguidillo contra la voluntad de hundir la inadaptada ridícula hablando mucho del color patata y el menos al piso de la cansada altura que no gestiona la atravía, la reacción a pilotes de piques y remos muertos por la desilusión de la pérdida del sustento húmedo, hundido en la pía con la piragua voluntaria y la prémura de embarcar la codicia enmarcada en las diez ideas viadas de la manera de otra deuda.

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