Llajuá

Piedras de ajuar como bombos en pompa y reminiscencias orales con el planteamiento de unas puntas de crochet y manos de pis de tela negra con muñaños y puntitos cursis de lavandas rosas para la corola del patrón, del llajuá amargado espectáculo del dildo inmortal, del momento del no del febril caos en la nevera  de girasoles y ganas de amor, de culos, de satín, de teclas, de tetas lloronas que apagan la paranoia de la mayoría de extrañas necesidades insatisfechas entre los cambios de pubis y la lechera de los mil litros de semen y sonidos del puenting de esta ilusión que desvanece la seda y la arcilla de platino desmoronado el luto del mute a este rincón de arañas y suspiros y pedos de cascabeles sin perfume al gaz metano de siempre, el inflamable mensajero de otoño, de discóbulos y pasetos pastel por llegar y colorear el pronóstico encendido del teatro que estalla en la banda derecha de la mente que no gradúa los recursos, que no gestiona la política, intocable de localizaciones y sexos con el equipo de musas que masturban el desacuerdo para acabar con el grano de capas y metáforas y eclipses de goles para la próxima vigilancia de la gestión del dicho poco compromiso que supera la cláusula para el futuro contrato de irse a ver las estrellas y los problemas a la otra deterér del válium y las pulsaciones que da la resolución de la primera copa tecnológica de hidalgos naturales e higos y frutos de la constante virundela educadora de piratas y marines y fragatas según la memri mermada de sonajeros y excusas para hechar el resto al orto ejército, en clase de protección y tiradores de graninas y pólvora y gáguila blanca en movimiento de papel de crisol fucsia como matriz lombarda, como rambla, como restaurante chino que sigue cocinando el cualquier mes paramilitar de exigencias y vibradores futuribles para el trampolín del mecenas, para los recursos alemanes de los luchadores del gesto para documentales de tortículis en la loma de un lanzallamas de sebos que se dosifican para apalabrar una súbita comentada para el engrase particular de enjuagues y repeticiones entre carnes y esdesos y deseos del corresponderla antes de la agonía del ser bohemio que abraza las tantas querellas y veces de conducir orgasmos recordando casettes.