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Diwynidd

Denuedo, componente de motivos mezquinos dudando a la hora del quebrato, del nisiquiera sin ideales de las caladas de mnemosine y los sables para afeitar extinto indiferente, o la dama extranjera de mi puerta, o los que tejen los roces púrpuras y se salvan del caballo, de los propios aúnes de histeria doble desagradable, hasta saber flaquear con la agonía sin retorno, sin tanto sobrevolar por refugios de citas y hielo y destino y razón de olvidar el sudor de hembra, o el permiso convertido en creencias, en malas energías del legado aferrado a la intensa retina abierta al recado del honorable instructor de instintos y un aunque esperado de cometas de guacamole y falencias humildes frente el dejar de saber el número de esperas y tetas que faltan para llegar a la definitiva mamadera que soporte alas de daskar, de cautines de alicatas mujeriegas desde el tango más alejado de los términos que tiritan con cortos y transpirados pijamas de felpa, o cortados en colofón del primer fin, de hipona a misana, en toda una comprensión de pétalos a la intemperie que colma el dominio de coladero en un único fuimos para evolucionar y caer en la gracia sin pedir esfuerzos ni moldes de cribar y gritar el dolor, las profundidades de la época meliflua que ya no cuenta con los menesteres de una sedienta saciedad que acaba por guardar un hasta siempre, un dedo en el ano, una conclusión masturbada sin un propósito, sin una garra de gata que se silencia con el pie de foto sin elegir las adaptaciones en su pequeñez siempre cansada de ver que no interesan las anormales cicatrices de incompletas hélices y más élites vestidas para la inadaptación interpretativa para disimular moviendo custodias o cerveza insomne a los rumores del consenso adelantado con cualquier borla de la moraly voz de cabra, de vox pópuli o ciertas dotes de wondering para divagar sobre el brá, los propicios de cotilleo, sin acotar el menos pactado con amortiguar los inmortales diciembres, tras la noticia del tercero, o casi, con los felices obsequios y fáciles equilibrios de veteranía en el nombre de la maldad que cubre el significado del todo negro, tendido para tentar el tandiño, las vigilias de las estridencias, o los atemperados glóbulos rosas de las esperas para la próxima nana hipnotizadora.

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