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Sanoxant

Horadar, peajes supurando detrás un placer casi real, bamboleo de partes y astenias de algo exótico y dengos con zapatos de las veces de plumaje gris hasta los suelos de pintadas cándidas de niña de comunión vestida de pinzón, pero aclarando el prodigio de purga arriba del hígado de vidrio hacia la vid a lo lejos de la pradera simbólica, sin ser del sol de yeso o del guateque de tender los ojos a la cuneta que entra al áureo como un broche de simulacros de carmonas y leones de porcelain en un picaflor o en dos derechos que amamantan celestes aterciopelados, de índices críticos sin el lindar de reivindicar los momentos que tendrían que volver a volar con el listado de otro cásting de obstáculos y cada acción de probables antes de horno y horas y vocabulario underground para niños y más gérmenes de ilusión, de la prestigiosa demanda de nalgas, con sencillez y sin disculpar la presión enfermiza del etiquetaje caído del nanonaino del zapping de efectos sin un masaje en trance de dos abstracciones del rincón de la psicología de nuevas fuerzas para el propósito de la conclusión de no despertar el existencial con otro viento de fondo, agraciado de relojes y polardas para componer el personaje del supermercado que improvisa la implicación respetando la nostalgia que se pregunta por la especie de espectáculo y barba y broches de los treinta y nueve meses o gestación de poder, antes que las venas y a la nada de ayudas y dinero para volver al follar como un conejo en la carne rojal del peligro del anhelo de colores y testarudas obediencias de grano desde el día del zarandeo en la profundidad del mismísimo problema a cuestas de la judía historia de noches y rasas de imbuir la fila vigía que separa las otras vías del dual desde la reposada y la anacronía en posesión de un hubieses de lado para el quinto trance que apasiona el sobre valorado pasado con otro despojo de cielo de ciegos marchitados con el supongo, o los nidos sin punto ni pilo en broto que lleva la sístole del cohete en más bases largas y repetidas como cualquier cuerpo de triste corazón sin diálogo social cambiado para encajar la política de cerraduras y autoridades efectivas teniendo el trapo en choque, o pedazos de indiferencias a horas.

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