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Eyrahafga

Desde un sólo seguir, o saber de recibos, o plegables que sostienen el rato increíble como un chance injusto, como unos publicitarios antes de detener la sangrienta mirada de locura que rompe ortos de oro sin respirar trozos de voluntad y tomar pecados en el amor, en un incluso amamantando la fruta de vid, inclusco non las gracias por nada, por no odiar las llamadas largas, ni dar la corriente vencida con lazos y mirras y bautismos de ambas partes de alguien desconocido, ausente al pecado de más y más y más fornicaciones y habladurías casadas con la entrada trampa del romance como desespero de la selección de armario y tapete y torniquete de cualquier fugacidad como la de partir un cambio, o cortar un quisiera, pero dicen siempre sólo amistad y trueques preparados para recibir más diazepan dela cuenta para poder tranquilizar las prisas del toro, o del futuro bebé que desea un Jack Daniels y una navaja para pelar el volumen del susanito en exposición decretada com a juliette o a las modelos de eyras y colones de cal y paja para un paso al arenal que entretiene la álgebra de la pareja emocional, como por seducir el puzzle del ego, o de las agujetas de las medallas puestas por la imaginación de elocubraciones lubricadas con la secreta seguridad de tercera intuición con la juventud de instantes suspendidos de memoria y casi terceras heteronormativas para procrear entre el siete y la luz del versus de paridad y peregrinos necesarios para documentar el legado que se reepresenta como rosa bambú o glorietas incautas, o norfolk sin maldad de cedros y datileras de palo borracho y fresno aplazado con un trato de hemeroteca y sófora y brachichito con la manera de repetir el bar de aquellas grandes comisariadas de la mudiéntar, de aquella fea especie de plaga desde la exposición temporal de consoladores y sabores de lija y zapatos don't fit como rankings de paseos sin solucionar la excitación de dúlchera, o del firmamento de joven entendido como paciencia más de milord que de tangos que no requieren recordar partes de la vida y de su ley de certificar los appraisals de la simpleza.

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