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Samlýslíf

Ahigaleña, algún interrogante invariable sobre un pulido color de návaro, pensil, o quizás un volver de domingos violados como globos y bragas activas siempre a punto para ser comedor, o sueño, o soledad concertada por la reunión de las motas de tenue cristal y cristos como pijamas sin la atención de ser espiga o hijas sin el cuidado de las demás hierbas o hiedras amarillentas, que mueren cada  segundo, o casi en cada plantación de universos o jeringuillas de sustratos por un peso de liañas y líneas de profundas fotografías por la hermosa pasada por la pacificadora, igual que las esperanzas, para llegar ligeras a la fe de un rincón prohibido de reventón y lluvia sarco recién, de insomnes y que falta alguien, o que sobran los caballos en las agujas de dos puntadas potosí como una depresión más, o cocheras en escaparates de un simple retrato de autodefensa, pero en un jersey de yogurt dejando travesuras y café imperfecto de aparear con alguna leche de tierra, o de mirada de mar y atontamiento sin el provecho de el necesario subidón para voler a parir, o a pasar por otra ginecomastia sin hambre  de volver a vender la canción del mañana sí, o de la jaula de material de referencia y chinas para no escuchar el intercambio del mismo orto bien puesto y bonito, sin la piel de curso en el devedé de lo más cercano a una canguro, o las crípticas de deducir las incómodas forcejeando con polizones malos del cuerpo de rata sin pilares que sostentan la mujer como referencia de cada daldivia o cada reconstrucción de finales del único adviento que queda antes de edsperar el reludo, o las famílias de estas rancias e incómodas quedadas con el brindis de lo que no pudo ser para la volada que no aguanta los aprovechamientos de otra sensación térmica hasta la cabina de bocetos y números del borrón descorridopor un remedio de pared o ghúo de una impresión común aún mirando la depresión infacunda, o la nariz de gavilán en rubio o catalepsia en cazada garganta como la quimera, los especiales a cada hombrío tan desesperado.

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