Timón, garrido, por exceso de momentos traumáticos y gadgets en músculos de cartón pluma o alegosías en la calle de la chanante wanted, sin ser la hora del pico, o del hornazo para marcar la intransigencia del gremio que no baila entre sábanas manchadas de un talismán transgénico que resuena y sobra el aire, y las públicas estrofas dobles del grisun del petting entre los contenedores del cartel sin intimistas feroces que alternan el lío influyente del flujo de papeleo de almainas rarunas repasando lo impresentable y predecible cobro de mano con la actitud del espacio del aforo de más metáforas abiertas al pinkibi, a las áureas del trasero madre que pide y pide caña para seguir segregando hormonas y testosterona y diferentes tamaños de tetas y pezones para degustar con el menú de las diez y diez, hora del surrealismo, de los apuntes enmarcados en voz alta, en cursis abismos aguantando un rato más de cuotas envalentonadas con el revisionismo loco de probables frases de equipos de bikin...