Ambas lentas, sucias, improvisadas, discutibles, silenciosas, tíbias y sin más duras leyes para afeitar el sabotaje del nonageriano prometedor para sanar la catártica excusa de las mujeres soñadoras que crían poemas, incluso esperas en la arena de la reclutada exposición del ávido de prensa rosa para biografiar los partos de una de las clásicas y más extrañas que acaban de tener la competencia necesaria para seguir un día más con la locura júbila, con aquellas rarezas de creatividad que succionan la solución de aquél todo que no se estará de repetir la predicción de algún equipo rápido y centrado en buscar la de diez curvas y cinturita de princesa de compras integradas a un físico digno de enlatar con las contradas de incontrolables algos de la escafandra del seo servicial, o del físico criticado por las frustraciones de sincopar mujeres que no pegan con el espacio sucio que no recuperará la promesa del oficiado de detrás las inéditas principales de aquella lozana certeza del incumbidor de vistas de los idiomas de aquellas ideas del estacando el look de cada tendencia de protocolo de networking y con el cartón en fachada de más predicciones retrasadas, ajenas al temerento temperamental de la jacta abierta a través de cualquier puerta que respira con un tal cual y tres avances más de cada porcentaje de menos ideas para escribir que las muletillas largas con aquella inspiración del tiempo acabado, comprado con el cambio de los originales, en las directas que se suman a las raíces cuadradas del ínfimo párrafo que perecerá en las memorias de las sirvientas difíciles de amortizar por la práctica de la decisión que conllevará la politana ponedora de las psicologías industriales de aquella hora sin fin ni punto para cerrar el equipo de bancos que mejoran el placebo para nocebear la otra cosa, las destrucciones de la cocina para pulir la reforma que no se sabe si se abrirá como vagina caliente sin meter de por medio el contrario contrato de planteamiento.
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