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Dostarlimab

Dóstar, jemper, metarrestina, entre dostarlí y el mapa de áugenes y queso de tetilla, y el cadacuál caduciforme de la tercera reemisión entre los orígenes y los cuidados del no saber en qué circunstancias nació para que se hablase del fármaco, del lío tal del culo, del curso de rosacruz y la ya olvidada teosofía del objeto no encontrado por el momento, por aquella única salvación que besó el giro del cuello y órganos y mapaches y anestesias para la próxima felación ajustada al metro, a las interacciones de lo saber si hay algún fin en la cabecera de la cama o algún olor a chaloú, o a elote o pepote, o más beta HCG adosada en algún lugar loco, de crecimiento exponencial juntamente con las tres alas de tareas teoristas para saltarse el eje del elegido, del elenco de hadas y pastores y poles y calcos taoristas y sensaciones de no acordar la nada con la última encarnación del tinto al óleo, al dostar, a las mamás buenorras, más que monitoras de succionar tetas para enlechar las caras y bruces, y acotaciones de las floreadas estampas del teteré sin tigre ni las miradas hacia el tiempo, hacia varios escuellos que se encallan con las bragas en la cara, para enrampar otra pija contra la viagra en el sexto cabo yec, o en las jaurías anti caries, para poder hablar del coqueteo con navas, o con todas las que cambiaron el tiempo y aletearon a favor de las mixtas higienes con gomas de spinifex, entre dicha hierba y flores y cánulas comestibles que se acoplan al fin de las bagues de leteté y varios trásquidos de topetes y toretes tirados con los tríos de dados y la mula, sin tiempo del dostar, del amamantar a cualquier mujer con proteína del córporeo, rociándola por la seda de soda y jazmín.            

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