Antes de lanzarse directamente al sexo contrario hay que tener en cuenta el código XY, perder su mirada, su olor, sus flamantes barbas acompañadas de la excitación de perderse entre el cognac y sus lindas formas y figuras sin cortar los eructos producidos por todo lo que no existe, ni sale de su cuerpo y sus flujos que salen y entran y se hacen los vivos creyendo que comerán conejo con salsa rosa o con allioli sin los bichos y moscas ni consejos prácticos ni felaciones con motivo de sanción durante un largo tempo
para escuchar los susurros y ruiditos de todo aquello que no inspira, mirándose en sus arrugas y sus espejos rotos por sus fantasías sexuales y cuentos de hadas, para no dormir ni soñar, ni ver velitas chiquitas volando alrededor de sus preciosos senos llenos de leche desnatada, no sé si Pascual, pero picotea el pienso de las gallinas hambrientas reconociendo el barro de la cal, del ruido creciente de sus sentimientos ocultos por la nada, por la prisa de los viejos muelles desgastados por la funda protectora de látex.

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