El olor a chocolate burbujeaba y derramaba las marcadas de litro y las billeteras se tiran y dearramaban las camas y boquitas negras con sabor a algo salado, concentrado para no querer lo otro, ni lo que buscan. Silicona con parches agrietados y partidos celestiales, ocupados con el boom de la betta bella con licores y vinos y sacudidas para arriba con la espuma honrada y presicuada por los saludos enserio y la Mahou cinco estrellas que no se sabe lo que hace, ni si se trata de los Laker's o de cualquier otro equipo americano, ni si la categoria es de una, dos o cuarenta estrellas o si maquinalmente empezará a trabajar antes de fin de mes sin especulaciones desteñidas en color pastel, ni lirios satinados envueltos de mortajas mancahadas y frías de instantes dolorosos, y ruidos sencillos sin olor a satín recién lavado.