
Matices intercambiables, cosas que aún no llegan, el tiempo que tampoco habla en japonés del sentido, de Steiner, del bikini con huevo o del normal sin espuma ni limoncitos verdes y ansiedades y diazepanes que se siguen llevando sin pretender, ni escuchar las ayudas que no me llaman y se caen al no poder entrar y marcar de una, sin poner caras, ni prisas, ni disculpas extrañas con pinta de excusas, ni agradables insistencias que se mueven sin dar por cerrado el futuro y sus marajes que siguen sin distinguirse del tiempo pasado.
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