Nebulosos pupis, sin comentarios, desnudas longanizas cruzan el living, susurros abstractos también cruzan el living del au revoir, y de allí pasan al comedor y a la sala de estar, húmeda por el clima, y por otras cosas no aptas que llevan mujeres y entran en el estudio, se maquillan, salen al escenario para el show, se acarician los pezones hasta que se convierten en piedras preciosas, ácidas, para abarcar al hombre en su totalidad, y ver sus dones sensibles, del momento en que se pone en la piel femenina y aparece Úrsula sin saber exactamente de donde. Puede que de las enredaderas teñidas de varios colorines anaranjados, cromados sobre otros fondos distintos, llenos de bombachas grasientas con otro sabor a las degeneradas, las normales, finas, satinadas, pero crecen, todavía con la elección de parecer más, se sitúan, silvan sin hacer ruido, se miran otros pezones y tranquilidades oscuras que suenan a delirios, se enredan, buscan los sueños, la vida, se crecen como locos, como definic...