
También, como algo extraño todo el barniz de pintura colocado en parte para aliviar lo que importa de razón carnal, ameras temblorosas que intervienen y prestan la oportunidad de salir por la puerta grande y resulta que salen por la pequeña, no señor, no es justo cargar al mismo tiempo con dos sacos de cadáveres por más a la ligera, no es divertido poco antes de que se inhale el menor interes pecuniario, tampoco la trama del decurso versionado hasta fecha caducaque conduce escaleras arriba, sin vuelta anterior ni posterior mientras estas palabras se deslizan por sus labios y poco a poco se devoran como dientes de león con menor resistencia, muy poca, momentos montesinos, agridulces, y de ocupar su lugar sobrepasan límites y ganas del todo; de la fiebre detectivesca que encanta a mútuo acuerdo sin dejar rastro de aquellos dibjujos infantiles que hacían de showman vestidos de hormiguitas y se comían las migajas con pan con Nutell y se cerían que un dia iban a ser los reyes del mambo y volare como Superman y jueguecitos con la ouija y con el más allá en su casita encantada, de chocolate con trocitos de coco rallado y algo más presente en la época de los chinitos de la suerte y de los muppets, teleñecos, y miles de etcéteras blancos que ahora ya pasan desapercibidos.
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