
Cambiará el sabor agrio del efárbago con variaciones y olores del flujo antes del batido natural, antes de la tetita en mantecol, finísima, sin ser de silicona, ni hinchable como medios dentro de fronteras que pican y se enrojecen con rascaduras de uñas gatunas procurando mejor sabor, a manzanillas rotas por el silencio, capas de ropa, placeres boquiabiertos, necesarios para actuar con serenidad, en plan boliche de juguete, quieto, sin ningún tipo de asco, para no terminar nunca con poquísimas ideas, y sigue la jojoya y avanza el celuloide cada vez más rápido y no se sabe nada de las cintas de nueve y medio, si llegarán a tiempo para proyectar sombras paralelas u otros flujos langosos, directamente pesados por salmonetes prácticamente marcando la maternidad desde un sentido contrario al de las pésimas acusaciones de los de siempre de coco, plátano, banana split, fresa, cantidades de sabores no citados anteriormente acerca de la cámara y los contenidos de la ciencia oculta.
Comentarios