
Los sensores suben como los niveles, nuevamente cada vez más profundos y Rudolf sigue en la mente del andante y la puerta escrita en la mente, sin estar al interior, del todo, no, al interior. Bueno si, no sé el paroxismo del gran salón dividido en cuatro estancias individuales, como obstáculos y divisiones en otras palabras raras, en un momento de silencio junto con el triste regulador de sacudidas sentimentales que constante es igual al cero de una variable trabajada con sueño y deseos para mejorar dividendos obliquos, exponentes de ciencias rígidas como la bucovina matutina, severa, seductora como la que busca la fórmula de la vida, también igual a cero, de cara a la marcha 56 encima el cristal del punto rojo.
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