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Diuageo

Bromelia, sulfuros, pimienta a goteras de tomar encantamientos y arcoíris suculentos o tempranas pendencieras y ponencias amañás de caviar y siegas de algodón y mascullas como perlas arrumbadas a la salida nostálgica, siempre a la pérdida y me lanzo al ataque de mudos diálogos por si sirven desmanes y deseos hecho medio novios por la parada espera incontrolable del postín de aquello para curarme de este último noviembre en el termómetro de los bollitos de almendra plana y pus y setas fusiladas al cielo de rebequiñas y karaokes y un borrón del pánico artístico que me roba la esperanza que acompaña a las cuentas de sueños cumplidos y bombachas puestas menos al antiguo muñeco de satín que pasá de moda por insistir en lo seguido y en la ánsia de la mujer perfecta que me dará hijos y nietos de golpe y diuageos como huevos y falacias castradas cercadas con moho y leticia y más mujeres imaginarias que me chupan y me tienen en su ropa interior como objeto masturbador para cada vez que necesiten vergas de más pulgadas de lo normal sonriendo, contentas de ver lo que de momento no existe y el tiempo lo creará cuando no piense en el deseo de embarazar a la musa oriental, a veces sin entenderse con el momento y discutir por la papusa chuleta que ni se acerca y desaparece en el intento de penetrarme su cercanía por el miedo bonito, bestia, de cada casa inmadura que me gusta pero no me puedo quedar enamorado con lo que se acaba en dos segundos de falsedad eterna, de no encaje ancho para el cotillón de después de las uvas y el montecristo en un ay descuidado de desinformación, lástima, risa típica y unas ganas del querer, respirando papusas en celo con faldas y cigarros robados bajo un mes de viernes.  

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