Corría el año 450 antes que Espartaco se comprara los primeros levi's prelavados con pasta dental y cualquier cosa, y chili, y besos de compañeros enamorados de la misma gatita de ojos grandes y tez fina, que al parecer, aún no me conocía ni se habia preocupado de mandarme ninguna carta de amor con vinos y rosas y palabras inglesas con comprensiones rubias y alguna que otra coronita, para encontrar los instantes felices y acumular minutos entre espinacas y espaguetis y diferentes respuestas enmascaradas de mentiras, cosas caras, y cuidado que no se caiga, y las dos yeguas maduras que entran en la cuadra
entre cañitas y cero's sin alcohol ni adulcorantes para buscar respuestas a las preguntas sin sentido de la vida.

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