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Una vez vulva, dos veces supermercado


Vulva, superhéroes rusursos rusos, yustes, yuncos, vibradores, doggielovers, sneefgs, mutitus, retoños de bambú, clínico sección niños no circuncisos, distinto a un apellido satinado en la historia fictícia y algunos a buscar una víctima con alas de papaya y moet, supermarsché, y cuatro pedazos cruzados de insomnio de modo almidonado, peinado, lacado, tachado a escondidas detrás de la mitad tragada, malpuesta, sudurosa, privada de vicios diplomáticos y cáscaras de otras reencarnaciones, otros tratos, otros perros, otros senos, otras reiteraciones, sueños rojos, taráramos, odillos odiados por repúgnias y añoranzas como telegramas en común, acariñados y colgados del desdén de cada hotelito pobretón de la rue latina, de tercera dúrria purulenta y postergar respuestas sobre escolásticas dadas burlonamente de arriba a abajo, certezas sinforosas observando una, dos, tres veces la vagina de la reina y su clítoris muerto de hambre, gringas, chitos, ginecólogos, changays, sirvientes, besos volados simulando amor, rápidas recetas y tácticas vardaderas, embajadoras de lo castrado, y la casta pezzonera, los músculos del interrumpido violador, besos negros, entradas para la función del goce verdadero, lívido de prejuicios y engaños a escondidas para pasar a ilusorias biografías de úteros y salsas picosas apirile, mosouras en el pecho, expulsión de fluídos y taquicardias delante del orgasmo enchufado al garnelo, garrucho gaucho, y a supuestos sueños húmedos con la masturbadora de la clase de ciencias empresariales, cantora en el segundo, víctima suficiente y matitas de vellos oscuros, adelantados al éxito, a mantitas de chouchouters y satines y anfitrionas menstruaciones sisters, herms, merms, ferms lectivistas, cuajadas adolescentes de los veinte y tantos, contra fonéticas intermedias de quienes la dividían en pequeños trocitos de nada bañados de testosterona antigua, casi olvidada, menos importante, dudosa, viril de fetichismos vírgenes.

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