
Tisolio li ve, liuvé, uñices y cáscaras, ya no quiero otros besos, tu total en mi descaro por dentro para no obstruir el pensamiento de color algodón, santa faz, como si mis piernas escribiesen con claridad en la quietud, en el último suspiro del pánico agónico, agnóscito, aunque no se entienda el karma de él en moldecitos de tratro chascobeta, desgarrando la carne-cosa pene, agora, parir nuestra presencia, y ver el celo que agoniza y grita la necesidad de tener una inmensidad en el mismo estado, melodía en curso, cuerpo espíritu, tentación, lujuria empaquetada, profundizar ahí donde se fragmenta, chanchos, gallinas, cincuenta pastillas de seconal sódico; realmente puede ser la verdad, ya cae, y callará lo que digo, decíme los mayas y listo, recordar en algún lugar de acordarse del seconal retornado, del vómito adictivo, tons no, con gente que amo, imagínatelo, un asco la gente y ni un esmalte de uñas opaco que me satisfaga y pollera pantalón en gallumbos, de la hierba, los fines de semana, les autres pelotudas que te hinchan de boludeces por no ir a sus recibidas esbozadas acá, cosido en invierno, y muerto, un poquito por la cabeza, todos a la vez, rosquillas de viento, lucecitas en canal, lucetisolio, pimentero aldazábal, la costurerita, valpo, escape, yegua viciosa, y conocen sombra, murmullo, déjalo que vaya i vuelva, y salga, y se haga, y arriba sed de tí que supura bifurcaciones, paseando ausencias y tragos amargos de tabasco y domingos, relojes por tiempo de lo dicho, releyendo el cuándo.
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