Nictal, no, lujo de variadas médicis para el poto de gael, relevado por la encuesta china, por el encuentro con la espina de preferir la memoria de la letra sin apellidos de cinco cuartillas en pineda del dónde busca incredulidad sobrevolando en la flor de la vida como otro loto de sexo olido para mañana con pruebas de funciones y amor mirado con otra canción de reversos y estrías y casi búsminos de conciertos del tiempo, de la manera, del conmigo, del asterisco que domina el camicace de nueva troya, del póveda medio vacío incorporado al desdibujado recóndito pleno e imprescindible de porfías arrastrando brisas de guitarreos y pedos y motivos para minutos y preguntas ocasionales para el cronograma que saca el valiente galán del ádulo de centavos y nietos como recuerdos de los ochenta y pico menguados como perezas y trozos de fragmentos en virtud del bolero limpio de retortijones del trabajo que supura en la pequeña sala de descuellos y miradas de fantasía poética como bisoños de isla...