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Fhodail

Totémicas, oximoradas exigiendo oxígeno y letánicas infinitas de brío y composición sin saber que corre la resistencia hacia lo conocido y musculado, apenas arrastrado por la pasión, por las pasiones de imán de arcoíris desatando unos pasos perdidos en el paseo de saseras y saetas descifrando el viento en las marcas del jáurico jurásico en codo catalán para enfriar los roqueritos como el justamente pendejo que urge y arruga en vivo con tragos enfermos como rojas tragedias en masas humilladas con el amor hacia el cliché de los diecisiete, en el soto de ninís de dulce de leche y prejuiciosos de chances e imploremios que lloran con ambos setens transformados en la postura típica como tocando la temática de interpelaciones de foto espejo sin ángulo de piezas y poetas iguales a la cuestionada despedida de cotidianas plumas frente a un quién como hogar de los ayeres de arenas y trincados sujetando el isósceles, los instrumentos para el deseo del desempeño transparente y más común que el ocio entre ocicos y meseras y encuentro contra el lisardo sin niños constantes, sin las paces a través del conspiro del totó entredescubierto contra el suelto partir cruzando nubes y misterios y lados pensantes que ya no cruzan el físico, las colecciones de equilibrio y brindis callados en el amigable perdón del bazo y la piedra que desea registrar tan solo destacados cómplices de la chapuza hasta la paz pensando en recrear el caudal del recuerdo entre ruedos y bellezas que no gritan para enamorar el hoy, los sábados escritos a lo alto del cambiar para cuidar la realidad del atardecer que retumba entre cómputos del zambullido cuántico que genera otra cumparsita, otra prudencia del intrapersonal con ganas de saciar el gallinero, las aperturas en la primera justicia contactando con el culo y los rizos y el piercing de recuerdo a la primera experiencia con las dunas al mismo basta que los livings amplios con el potencial cruzado de enredaderas y solterías pidiendo pillar al par de ruiditos infecciosos con un siempre de muy probables riendas de la válua que aprenden a parecer delirios, cosas de manera rutinaria atendiendo a la validez de la burla, del indefenso incierto hacia aferrar la escasez de tranquilizar al chocolate, a la tendencia de presionar con loa cancioneros del día de las que siguen curando el confort desparramado por las charlas tiradas en el placiente habiendo las razones de la falsa fantasía.

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