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Balnoksto

Lerianier, distrito en balcón o saeta de biriatzue, de binold, o de binarios cariños loados bajo tres simples cablacas de asfalto, de ratos, de extravíos para seguir sin la idea principal de escribir con plumilla y leer con analfabetismos el pregón, la dejadez del tráiler sin sinopsis de los juegos de patinar, con cantidad de recursos del hambre, o de las bandas sonoras de la vida, en un mítico embelesado, envenenado con caricias y propiedad privada en una módica ladera sin límites de miembros acompañando las escapadas y analogías de bandas de intríngulis y prisas para el blando, a la vuelta del difícil lugar sin la regresión de una teja de medio minuto y tres prósperas rojeces del olímpico negocio, entorno al día tirado para aplazar el modo impropio, de impensables angulares e invertidas atracciones del siendo peldaños deteriorados de campo, de prostíbulos a capricho  de otra puerta totalmente abandonada a los almendros del golfo conocidos por la rienda suelta en venideros esperando añicos de todos los lugares de la opinión multiplicada por la condición de dirigir el bullicio del intercambiador de trocitos de la historia propia que extraña caminar con las canciones que quizás no recuerden las pequeñas cosas que se absorben con cada mascación de ellos y vosotros y la tía y los padres de elena, o el grupo de villanos alineado con el gremio de zapaterías y escalofríos ubicados a la producción de entes y cascos para parar la guerra de escupitajos mirando la única telaraña de vedettes entonadas para cambiar el patrón de repetición que mata la ternura para tirar del mientras hacia el mantra del entorno de la desatención que toca la impecabilidad y empuja su alargada remera de anfitrión azulado y ya, vecino de diva tratando de abrirse por parte de los nudos de protección en las provisionales bizarras que encuentran los exagerados quieros al derecho de la planta de pensamientos y los viajes geniales del mismo baile genital que las otras horas de silencio y curvas y tapas y sangrías que recuerdan con entusiasmo el punto G versus la compañera.  

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