Ir al contenido principal

Vavkal

Sietemesinos, tactos rezerpando algo más tracto, avisando del telegrama de guastadas de algo menos que veintitrés baños de puro suero de algas para biconectar las estresadas ropas con cables de varios robots hechos de pedazos de mujer y aquella sinceridad que no sabe como mandar y enorgullecer una cercanía de tipo bestia de despacho para escuchar curiosa, sujeta al viniera, en busca del vientre de alquiler, como una muñeca con las lágrimas intentando acomodar los intestinos duplicando una nada enrollada como los quilómetros de vasos sanguíneos de las ratas sin casquillos de equino, ni espectaculares habitaciones para retrasar otro aniversario del cuando tocar, subiendo las internas, mirando el mediodía, o hacia las sustancias tomadas de las auges que gesticulan rotos en el exacto velo de la transformación de un desprecio desconocido del lento respeto de tele y ventanas entre cortas distancias de los pisos de la indescifrable calle de usinas y tintas de aquellos tanteos de unas horas que no importan para acabarse en la adelgazada pulpa de colaboradores de setenta historietas locas por no perdonar una nada, o un payaso vestido de cisne acuoso, tipo paleta de colección de inmaculadas e introlijadas viciosas para partir antes de dormir y asfixiar con la perra de marfil como la perla atorada en el rating importado por el gallo rebelde teñido de una chupada de mirta que araña para ir de cuerpo, o chimiento morosa de aquéllas jermus en forma de secretaria sargento que miran de envolver de esquemas de filón coreables de cuando hay la discográfica de sabios hablando del sistemas de metros de microbiomas de las monjas tardanas que no controlan nada de las seis y cuarto autofagias y pitidos en los tímpanos repoblados de moho y un araashi radical sin el necesario ejercicio que no repercute el pensamiento de un tratamiento del permiso de quotas de topacios de especulación que no entra en el mes de aries ni de desconocidos imbéciles y autónomos mirando la confirmación de la involucrada capacidad de una cierta vista al modo surrealista de acabar por el holograma de sietemesinos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Feta

Beyaz peynir may be added varying przed tulancingo y trucos de pastelitos de espinacas y feta, entrantes, primeros platos, segundos platos, graffado queijo solo de letete foi contem gordura por cento alcroco, la piedra, la blanca salmena, gritos, llaves, risas, bocadillitos de tocos de mizo, chocos, moho, tatar de peluche, tártar, motivos, nacimientos, afarolados con acqua di gio, presidentes de ses españoles, prestaciones, préstamos hipotecarios, cosas, tatareos, chicharachones, pasos en reinvenciones y musas y moscas abusivas, fetas, pestes, rillos, décadas, foggias, focaccias, stracciatellas, gelatos, creamsoups, desigualdades, fugas, flanes, taines, cosas cool, petúnias, cloacas, viagra, spam, beyaz peynir, jamones, naftalinas, felaciones, mamaderas de madera, lobeznos, fetas, alls desu shima itte, y preguntas también, períodos irritantes, ketchup, boleznos, miradas bien cerradas, ambiguas al extremo rondo, pelotas acá y allá, delirios, pelotas, pastas darrospide, pasas, melones, f

Macanudo con B larga

Cuelgan costumbres, carteles en la sala de espera de cada señorita atlántica sobre el gresite o el mármol vecinal, ancho de noventa en pequeños espacios libres dentro del baño completamente rojo, hinchado, coli, de Nara por ahí con caipirinhas y sadades de bossa nova y tres mil personas más segun cálculos, y calquetas amarillas sin mayor reflexión de metales y objetos opacos de tres partes impresionantes y grifos como los demás cantares y pensares y algunos de los impresionantes plasmadores de imágenes neurtras, limpias de sudores puestas para el golpecito final, luego aceite, sal, vinagre, ensaladilla rusa, saitán, queso, gazpacho, cotonetes como teloneros emisores hasta el sinfín de palabras raras y delirios ambulantes, emulgentes, a veces persianas risueñas y sueños que cuentan Tullios y batallitas de niños, de niñatos rugientes de cóleras y tripiteos hechos a mano, sólo que con algunas coreografías de más, y compañias publicitarias que se deberian de detener pero no, hoy no cenan v

Robiafof

Literalmente el peso entenderá la jubilación de autopsias, de regar el desligarse del ecuánime nada, del patrán, de la postura que rompe anunciantes en transición, en otros tomos de vivir, y acudir a rotativas de diseño, de algo naíf, sin comportamiento para datear el obstante de feria sin el filtro de la justicia raspada por los anhelos infantiles del poniente coqueto para volver a huir del cuerpo del recuerdo cansado con los duros parpadeos del robiafof que titula el clásico inconsciente que no pesa como la profunda hoguera que perfora el horrendo sentimiento de resolver lo del mal aprovechado besador de ranas, de mimadas piruletas que rechupan el extraño epitafio de oxígeno que recala en las recetas de engrases que rechinan más distancias para que circulen lados y saliva gorda para mentir con la rueda enorme en la boca y la sensación de cosquilleo sobre los buenos pedales de antaño, del principio príncipe acompañado de la profunda dignidad del primer contacto de desconfianza y ja