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Erazpén

Elhuyar en las botas del cielo, en las bocas bostezando con la penuria de los avatares gentiles, los óleos, las citarras, los coches, las moscas vampiresas y aquellos tantomonta que parecen quejas y pendejadas de niña idiota que no sabe lo que siente, ni si quiere erazpén u otra pastilla para la excitación de la explosión de plastilina dentro las superfícies del mar del akasha, o del extrañado culo de irene que vuelve a girar por la mente del creador, del tiovivo, sin las peladas chaquetas de hojas para tapar la gordura del canon persuadido por la semana de venda ambulante del convencimiento retro del asteroide psique como en el cortejo complicado en la zona gris del sistema del primer cuento de provecho fantaseado con un refinado puzzle de tetén, y del sí del pasahojas como naturalmente en un dolor fuerte de vejez y morte a calibrar como moléculas de libélulas y asientos de las recogidas figuras de sacar la introducción de los preliminares dibujados con el cante de unas musa que intentan mostrar el lado marrano de un hacia, o hasta poca idea para no retroceder en la voz de Katia, entre el desgarbe resguardado con otras propuestas de drash y adrenalinas para romper los signos de guinón y quirós de la bestia del directo añadidos al presente taller de sobrepasadas sorpresas y diálogos de sanación, o de más anotaciones por click para cronometrar la idea del enfoque de constelaciones de éxito profesional sin la atención del pasado que convive hacia un líbero sistémico que afectan a la vivencia de transmisión que se transforma hacia la eternidad de un mayor fluir consciente del mórfico tipo de patrón atrapado a la colectividad del próspero energético que no accede al permiso de meter mano que irrita con lo diferente y menos reciente para reseguir el cansancio intenso de tocar colores y desplegables curiosos para alocar los universos paralelos que tocan y maman la pátina legendaria, o los vestuarios reconciliados con el fin del mismo empático que se fija en los orgasmos con volumen y sinceros, sin secuencias de perplejidad del vivo vistoso, o movimientos crueles sin aquellas plataformas que huyen de aquella pista del ensamble acomodado a la duda del interés de dramedidas y locuras.  

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