
Taabscoob, peepperfest, sauce, salchichón ramírez; no come caimán, o chivo que rompe tambor, despacha dámaso verde en botellitas XXL mega espaciosas y fecundas las horas y fundas cuya conducta desnuda, despilfarrada de la mano de RMA en mayús y lembranças y editores que se ponen en lo peor y con los títulos sin parar, nuevos, la franca, menos títulos o la palabra prudencia de un editor y menos títulos sin indicios karakeosianus y por ahí técnicas y clasificados, gases, estractos, posturitas, combustible anticonsumista, el azar de un zapping anteayer, sorians, rivas ignorancias caramelizadas tal como se apresuran las testas y víctimas secuestres calumnias, a continuación éstos y otros en ibercámaras sentadas recurrentes sin contestar locuras que buscan a karak para futuras ideas de summers y vergüenza cruel del dicho por madrileñas desaparecidas y programas éticos de los ademases varios y los delirios de la peculiar historieta de Ç que ahora no está acá con la caperucheta básame todo por la cultura y musicales pasado por las dos piedrés a propósito de doublegourght la cruzada y las cruces y las idas en razones y las repeticiones en textos que hablan y confiesan el sexo codiciado lienzo de fotógrafo y bombacha seca, válida en desgracia después de confesar en artistas y sacerdotisas calientes que todo fluye y se repite el entusiasmo de antaño y el guión cinematográfico desaparece con el lienzo, y la pluma con la peripecia asustada en medio del temporal, y Ç vizco, aturdido por otro Ezequiel, escorial criollo de tabasco verde, de penas, patrimonio, se supone y macarrillas inclonables y manos de ostias mamonas, operadas en transformaciones y personajillos y excepciones intocables antes que nada a base de potaje solajen.
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