
Gilles marvin juls aleph, aquel aliento suave, nauseabundo, melancólico, agobiado por presiones y tal y cual y tres puntos susp, guión de interrogación íntel, sexos lipovsky galshuca en posture de hacer postre, gritos de perro, para perro gión extremecido seguidamente de un invisible kaurak rodeado de puntillas y titos y paciencias para protegerse a sí de males y lembranças dolorosas más diazepanes y llamadas sin resulté enchufadas directamente al diazepam y este al goteo y a la vena de sangre grana, todo lentamente, para saciar la tristeza, la soledad viejuna, las razones de la abuela marieta para reirse del pánico a la vida, al oráculo gris, a la caja fuerte de madera, al fin de la existencia, a cada mortaja crónica, a cada instante insoportable, a la esperanza de encontrar que se diluye con el paso del destino apartando pomises y sueños gotheanum y los cambios de casa, de ritmo, de trabajos, de vida, de ilusiones saciadas por ru punto com punto ru punto es punto mx, rápidamente, el ritmo de lectura cambia, se acelera, rarararararararrrrr, la adrenalina sube, el pulso se acelera, lluvia dorada, facesit, corridas particulares ato en los veintitrés segundos restantes del origami que dura cada orgasmo, cada foto perdida, cada raw inhanimado, cada bajada coruñesa, cada pausa agrupada con el café de tres motos y dos dsh matrícula romana.
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